Te propongo
No son tus caderas,
o tu nariz perfecta,
son tus miradas…
y tus palabras verdaderas…
Sin medidas, sin excesos,
sin prisas ni letargos...
con la avidez de tu rostro
sin aún ser tu esclavo,
con las manos unidas
y los corazones separados...
Te propongo locura y prudencia
Te propongo embriaguez y conciencia
Vamos prontos al encuentro de los ojos
pero cautos al entregarnos uno al otro.
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